Lee cuidadosamente el
texto compilado número IV titulado: ¨El valor de la lectura¨, y a partir del mismo realiza lo siguiente:
1.- Copia y pega en un
documento el texto antes mencionado.
2. Subraya las ideas
principales del texto.
3. Selecciona cinco
palabras destacadas en el mismo y escribe su sinónimo y su antónimo de acuerdo
al contexto.
DESARROLLO:
El valor de
la lectura.
En el presente ensayo nos vamos a enfocar a desglosar los principales ejes de nuestro diagnóstico que son: el maestro, los padres, el gobierno y el niño, para así poder mostrar la importancia de cada uno de estos actores y su influencia dentro de la cultura de la lectura.
En el presente ensayo nos vamos a enfocar a desglosar los principales ejes de nuestro diagnóstico que son: el maestro, los padres, el gobierno y el niño, para así poder mostrar la importancia de cada uno de estos actores y su influencia dentro de la cultura de la lectura.
El entorno de la lectura es una construcción cultural
y para transmitir esta cultura nos disponemos a utilizar nuestro principal
instrumento, el lenguaje. Aunque las imágenes, en un mundo como el nuestro, han cobrado una
importancia relevante como fuente de socialización y, con ello, el desarrollo
de nuevas habilidades para el reconocimiento de un renovado lenguaje icónico, la
palabra impresa sigue formando parte esencial de los procesos de comunicación y
un elemento básico para la información. Sea acompañando a una imagen como
eslogan impactante o en textos informativos o narrativos, la palabra es la
fuente que nutre el proceso de socialización con el que interiorizamos las
normas, creencias y pautas de conducta aceptadas por nuestra sociedad. Sin
duda, tal vez sea este el factor más relevante de la importancia de la lectura.
La lectura como fuente de socialización, puede suponer
el mantenimiento del orden establecido sin trabas críticas, pero también puede
formar un individuo más crítico y libre, que no acepte sin más lo que se le
impone. No es casual que los gobiernos autocráticos teman a los lectores y
hagan hogueras de libros para destruir un instrumento de revolución; los nazis
quemaron libros, las dictaduras persiguen a los intelectuales y prohíben la
edición y la lectura de determinados libros; en la memoria de muchos españoles
se encuentran las vivencias sobre la prohibición de leer a muchos autores y la
exigencia de leer textos moralistas y de formación nacional. Y es que,
efectivamente, leer puede ser un instrumento de sometimiento o una afirmación
individual que nos puede hacer libres, solidarios, críticos e independientes.
No se puede controlar al que lee libremente, tal es el caso de los indígenas
mexicanos que se encargan de labrar la tierra, por lo tanto el gobierno no
tiene el interés de preparar académicamente a estas personas por la
conveniencia de que sigan realizando esa labor.
El lector descubre a través del texto otras realidades
y puede llegar a interpretar de forma crítica la suya propia. De esta manera,
no puede controlarse el orden establecido, lo que pone en peligro el
sometimiento del individuo a las instancias de poder: instituciones, ideologías
políticas o religiones. Por ello, aún hoy, no es extraño observar lugares donde se quiere
controlar la lectura y actitudes contradictorias en algunas instancias de poder
que, mientras recomiendan la lectura, no ponen los medios necesarios para
facilitar y generalizar los comportamientos lectores; pues la lectura
generalizada y libre, supondría personas más formadas, más críticas y, sin
duda, más independientes.
Pero la lectura y la escritura son fenómenos
construidos socialmente, a los que se les añade una serie de capacidades que
han de tener un valor social, con un significado cultural dentro de su
contexto. Por ello,
el proceso lector no se reduce a saber leer y escribir, sino que también son
sus objetivos la adquisición del razonamiento abstracto y del pensamiento
independiente y crítico.
En nuestra sociedad, por mucho que se trate de fomentar
la lectura placentera, a la actividad lectora se le suele dar importancia por
su dimensión instrumental. La lectura suele asociarse con la actividad
intelectual, con el aprendizaje, con el estudio y, básicamente, con la
transmisión de información y la adquisición de conocimientos. Pero también existe, aunque no de
forma tan mayoritaria como deseáramos, la idea que asocia la lectura con el
entretenimiento, refiriendo a su carácter relajante y de ocio agradable. Así
pues, podemos diferenciar la lectura instrumental, que se hace para obtener
información (aprender, estudiar, saber el funcionamiento de algo,…), de la
lectura ociosa, por el hecho de que la última se elige de forma libre y
voluntaria, con el objetivo de leer por leer, por entretenimiento y autosatisfacción,
aunque también pueda aportar conocimiento sin que, en ningún caso, éste sea su
objetivo primordial.
Podemos preguntarnos si la lectura es una actividad
imprescindible cuando un número considerable de personas, en torno a la mitad
de la población, no leen y no parece que ocurra nada. El éxito social no
depende del nivel cultural. El éxito social pasa por el consumo y la lectura
queda relegada en un segundo plano, como conducta individual, que sólo realizan
las minorías. Nuestra cultura tiene su base en la economía y los medios de
comunicación nos venden modelos de conducta basados en el consumo y en
actitudes superficiales.
Los lectores no son modelos sociales. Sin embargo, un
hogar con libros sigue siendo más distinguido. Para que una persona se motive
en el desarrollo de sus hábitos lectores es necesario que interprete la lectura
como un hecho cultural relevante y como una destreza individual importante;
pero el significado social se define en términos culturales, no individuales. Por ello, el que el lenguaje
escrito y la lectura sean relevantes para el niño, dependerá de la comunidad de
referencia. El niño formulará interpretaciones sobre el lenguaje escrito, su
naturaleza y propósitos, basándose en la interpretación ofrecida por los otros,
indicando con su actividad la importancia de estas acciones, para el
funcionamiento adecuado en la sociedad a la que pertenece.
Por ello, para desarrollar el valor de la lectura es
necesario generar un modelo social donde ésta tome sentido. Si la construcción
del lector es una acción social, todos somos responsables. Debemos entender que la lectura
incurre a su vez sobre los sujetos de forma individual y sobre la sociedad en
su totalidad; construyendo individuos más formados, mejora la sociedad.
Para nosotras lo ideal sería que el adulto despertara
su propio interés por la lectura y así que sea capaz de transmitir a los niños
el encanto de leer y de hacer del encuentro una situación placentera.
Recordemos que lo primero es el deseo de leer y el disfrutar de la lectura, los
aprendizajes son complementarios al propio acto lector.
Como sabemos, los niños tienen que adquirir la cultura
de su entorno, tienen que asimilar los valores que marcarán sus pautas de
comportamiento para construir un estilo de vida. Ese proceso de aprendizaje se
realiza a través del modelaje, los niños harán lo que vean hacer a sus mayores,
serán sus modelos a seguir e imitar. En un principio serán sus padres, pero pronto entran
en juego otros agentes de socialización, actuando también como modelos en este
proceso. La lectura por sí misma tiene valor es algo innegable e indiscutible.
3. Selecciona cinco palabras destacadas en el mismo y escribe su sinónimo y
su antónimo de acuerdo al contexto.
Palabras
destacadas
|
Sinónimo
|
Antónimo
|
|
Lectura
|
conocimiento
|
||
Critica
|
Análisis:
|
Elogiar
|
|
Cultura
|
Educación:
|
||
Social
|
Colectivo
|
Individual
|
|
Libre
|
Soberano
|
Preso
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